Consejos para tomar el sol de una manera saludable y obtener un bronceado seguro

Ya está aquí oficialmente el verano, que parece que viene especialmente caluroso, así que hoy os traemos otro post de temática veraniega con unos consejos para tomar el sol. Una vez que hemos comprendido cómo afectan los rayos solares a nuestro organismo y qué tipos de protección solar existen, como os comentamos en este post, vamos ahora a repasar todas esas recomendaciones que los dermatólogos no se cansan de repetir (y que a nosotros a veces se nos olvidan…)

Antes de que os invada la pereza, recordad que el uso de protectores solares con factor superior a 15 reduce el riesgo de cáncer de piel en un 78%!! Con el uso del protector solar interiorizado, vamos a tratar de conseguir un bronceado seguro, para lo que os vamos a dar unos pequeños consejos que os serán útiles:

  • Consejos para tomar el sol:
  1. Es recomendable empezar con una exposición al sol gradual, de no más de 20 minutos.
  2. Como seguro que todos sabéis, la protección solar ha de aplicarse con generosidad 30 minutos antes (es el tiempo que necesita la piel para absorber el producto), teniendo la piel seca y extendiéndola por todo el cuerpo con especial atención a zonas como el empeine del pie, las orejas o el cuero cabelludo, que suelen ser las que primero se queman. ¡No te olvides de proteger también las manos y los labios!
  3. Volver a aplicarlo cada dos horas o después de cada baño en la piscina o el mar.
  4. Es importante evitar la exposición durante las horas centrales del día (de 12 a 16 horas) y controlar el tiempo que permanece bajo el sol. Si es inevitable estar afuera al mediodía, es recomendable tener un poco de sombra, como una sombrilla o un árbol.
  5. Utilizar gorra y gafas de sol con cristales homologados capaces de filtrar los rayos UVA y UVB. A los niños, además, protégeles con una camiseta seca y opaca: una camiseta mojada deja pasar con mayor facilidad los rayos UV!
  6. Procurar no utilizar perfumes o desodorantes antes de exponernos al sol. Algunos compuestos de estos productos pueden ser fotosensibles y dejarnos manchas en la piel. Ante la duda sobre qué productos cosméticos podemos usar, aplicar únicamente el protector solar sobre la piel limpia y ya después de tomar el sol limpiaremos la piel y usaremos los cosméticos de nuestra rutina.
  7. Beber agua en abundancia y frecuentemente, pues el sol contribuye a la deshidratación. Hay que vigilar sobre todo a las personas mayores, cuya sensación de sed está atenuada y a los niños, cuya necesidad de agua es importante y su termorregulación es todavía inmadura. Las bebidas alcohólicas deshidratan el organismo, así que no es recomendable la cervecita ni el tinto de verano por muy apetecibles que parezcan, siempre lo mejor es el agua!
  • Consejos para después de tomar el sol: 

Tras una jornada de playa o piscina es recomendable cuidar nuestra piel de manera especial.

  1. Comenzar por una ducha de agua tibia o fría que apague la sed de la piel.
  2. Aplicar una capa generosa de crema hidratante o after-sun, rica en sustancias calmantes y refrescantes. Los productos con aloe vera o bambú son adecuados para calmar, refrescar y reparar la piel después de la exposición al sol. Puedes guardar estos cosméticos en la nevera para un efecto más refrescante!
  3. Ante una quemadura solar intensa es aconsejable acudir al dermatólogo, que conseguirá una resolución del proceso más segura y mucho más rápida.

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  • Consejos de alimentación:

Conseguir un bronceado seguro no sólo depende de las cremas protectoras. La alimentación también puede convertirse en un aliado frente al sol y una dieta adecuada puede aumentar los efectos de los productos cosméticos.
Los rayos solares generan radicales libres que oxidan la piel y la envejecen prematuramente, por ese motivo los alimentos ricos en antioxidantes naturales deben primar en la dieta durante los meses de calor. Éstos los encontraremos en frutas y verduras, especialmente en los productos ricos en betacarotenos, sustancias precursoras de la vitamina A. Los betacarotenos se encuentran principalmente en las zanahorias, los tomates, los albaricoques, la calabaza, el mango y las verduras de hoja verde, como la lechuga o las espinacas. También el maíz, el brócoli, la yema de huevo y el kiwi contienen alfacarotenos. Por lo general, los productos con más color tienen también mayor riqueza de antioxidantes.

Una dieta rica en frutas y verduras también nos protege de los efectos nocivos del sol. ¡Cuanto más color, mejor!

Algunos alimentos no sólo protegen sino que también pueden ayudarnos a reparar los daños producidos por el sol. En este grupo están pescados como el salmón, la caballa, el atún o la sardina que contienen ácidos grasos que reparan los daños en las membranas celulares. Asimismo, los efectos de la oxidación pueden compensarse con el selenio presente en carnes, huevos y cereales así como en el zinc que contienen algunos alimentos como las ostras. El aceite de borraja y el té también poseen igualmente un gran poder antioxidante.

Pero aparte de utilizar la protección solar en la playa o en la piscina, los dermatólogos recuerdan que también hay que usarlo durante el invierno, ya que a pesar de que los rayos ultravioleta B (UVB), los culpables de las quemaduras y del cáncer de piel, son de menor intensidad durante esta época del año, los efectos de los rayos UVA persisten.

Nuestra piel tiene «memoria» y los daños solares se acumulan, pudiendo producir lesiones en la piel años más tarde, así que más vale prevenir y tratar nuestra piel con mimo, que sólo tenemos una y nos tiene que acompañar toda la vida! Esperamos que estos consejos para tomar el sol y mantener el bronceado os hayan sido de utilidad!

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